La colina donde se asienta el paraje de ‘Las Simicas’ está constituido por calizas arcillosas y dolomías depositadas durante el periodo del Triásico Medio, entre 247 y 235 M.a. Estos materiales del Triásico constituyen los depósitos más antiguos que afloran en la depresión de La Canal de Navarrés. Posteriormente, en el Cenozoico-Terciario (hace 66 M.a), durante la orogenia Alpina, se produjeron esfuerzos compresivos que dieron lugar al pliegue que originó la montaña, las fallas y diaclasas, siguiendo una disposición NW-SE paralela a los ejes de falla de la comarca. Las dolinas existentes en este paraje se disponen siguiendo esta misma dirección.
A lo largo de la colina recorrida por el PR-CV 113 de Chella a la Fuente Negra se disponen un total de 7 dolinas en el T.M. Chella. La de mayores dimensiones es la denominada como dolina 1, con una superficie de colapso de 8.140 m2 y un desnivel máximo de hundimiento de 50,4 m.
Junto a ella, la dolina 2 con una superficie alargada e irregular, ocupa una superficie de colapso de 4.110 m2. La dolina 3, con su característica forma rectangular, cuenta con una superficie de colapso de 1.520 m2 aprox. La dolina 4 tiene una superficie de colapso de 1.630 m2. Su fácil acceso con vehículos permitió que esta dolina se convirtiera durante años en un depósito incontrolado de residuos, donde también se tiraban animales muertos.
Un poco más al sur, se encuentran muy próximas entre ellas las dolinas 5, 6 y 7 con superficies de colapso de 1.080 m2, 1260 m2 y 220 m2 respectivamente. De ellas, destaca la dolina 6 por su forma circular y una profundidad de hundimiento de más de 25 m. equivalente a un edificio de 7 plantas, características que la convierten en una de las más espectaculares y bellas de la ruta.
PROCESO DE FORMACIÓN DE LAS DOLINAS
Las dolinas son un tipo de relieve exokárstico, se producen como consecuencia de la acción de las aguas subterráneas sobre las rocas calizas preferentemente.
La serie predominante calizo-dolomítica es favorable a una buena porosidad, lo que facilita la percolación del agua en el terreno y la formación de galerías y cuevas subterráneas por disolución de la caliza.
A medida que el agua infiltrada en el subsuelo circula por la red de grietas existentes en el terreno fracturado, la combinación de agua y anhídrido carbónico (CO2) disuelve la roca caliza, transformando poco a poco estas grietas en grandes conductos, cavidades y galerías que, finalmente, acabarán colapsando por hundimiento del techo superior de la cavidad.
Las dolinas de colapso del paraje de las Simicas se han formado por hundimiento del techo superior de la cavidad. Tienen forma de embudo o pozo, siendo un sumidero de agua que las conecta subterráneamente.