El templo parroquial de la Asunción de Nuestra Señora de Navarrés, del siglo XVIII, descansa sobre la falda de la montaña, en la parte elevada del núcleo de población, presidiendo la plaza de su nombre. Hubo en época medieval, en este emplazamiento, una mezquita bendecida como iglesia en 1521 y elevada en 1535 a la categoría de rectoría de moriscos. El arzobispo-patriarca San Juan de Ribera, tras su visita pastoral de 1606, ordenó substituirla por una modesta iglesia, que se quedó pequeña en el siglo XVIII. En consecuencia, se la substituyó por el actual edificio parroquial, construido en estilo barroco entre 1746 y 1756, y decorado con motivos rococó.
Se trata de una iglesia de nave única con planta de cruz latina con crucero no emergente, coronado este por una cúpula sobre pechinas. Las capillas laterales, cubiertas por sendas bóvedas vaídas, se disponen entre los contrafuertes de la nave longitudinal. La armonía cromática del interior, con cornisas, molduras y capiteles corintios de pilastras resaltando en tono gris sobre fondo blanco, subraya el clasicismo barroco valenciano del edificio sacro, básico y austero. Las pilastras que articulan las capillas y que se prolongan en la bóveda de medio cañón para seccionarla en tramos, son lisas. Iluminan la bóveda ventanas laterales abiertas en lunetos. Las únicas concesiones a la decoración rococó, de moda en 1750, son las rocallas de los ápices de los lunetos, las embocaduras de puertas y ventanas, y la carpintería de las puertas de la sacristía y la cancela de entrada. El presbiterio albergó un retablo barroco de madera que, destruido en 1936, se intentó imitar o replicar en 1940.
La fachada principal, con escalinata para acceder a la puerta, está flanqueada por dos pilastras toscanas coronada por pináculos. Dispone en su centro de una portada a modo de retablo rococó, decorado con rocallas en relieves, finas pilastras, una cartela con la fecha de terminación de obra, una hornacina con venera que cobija una imagen de la Virgen de la Asunción. Sobre ella, un ventanal bordeado de rocallas sirve para iluminar el interior. Al lado derecho de la fachada principal se alza el moderno campanario (década de 1930), que luce en su remate la esfera del reloj y una linterna de trencadís cerámico multicolor. Dispone la iglesia, además, de un acceso con fachada lateral en la plaza que forma la calle de San Antonio, llamada “plaza de los Regantes” por establecerse allí la tanda de riego de la huerta. Lo decora una puerta barroca de frontón curvilíneo truncado por una cartela con las Cinco Llagas de Cristo y decoración vegetal y, ambos lados, sendas bolas cimeras herrerianas en relieve.
El presbiterio alberga un vistoso órgano y pinturas al fresco del siglo XVIII. A ambos lados de este se encuentran la Capilla de la Comunión, con una Purísima de Ponsoda, y la sacristía. Preside el altar mayor la Virgen de la Asunción, obra del escultor Josep-Maria Bayarri, con San Francisco a la derecha y San Gregorio Magno (patrón del pueblo, obra de P. Sales) a la izquierda. Decora el techo un óleo ovalado de la Trinidad coronando a la Virgen, del siglo XVIII. Las pechinas de la cúpula contienen frescos de la misma época con los cuatro evangelistas. De singular interés es, asimismo, el tras-sagrario barroco con cupulín sobre pechinas, que alberga, junto con la sala superior a la sacristía, el Museo Sacro. Contiene estas obras de arte (tallas policromadas, óleos sobre lienzo, muebles, indumentaria y orfebrería litúrgica…) de los siglos XVII-XIX; un icono ruso del siglo XVIII y una colección de fotos antiguas de interés artístico. A destacar, también, las pinturas de la Coronación de la Virgen (1955), del pintor Tarrasó.