Arte rupestre: Abrigo del Garrofero (Navarrés)

Entre los numerosos yacimientos arqueológicos del término de Navarrés, destaca por su singular interés el Abrigo del Garrofero. Se trata de una cornisa de roca caliza, que protege un abrigo de 23 metros de pared, decorado en parte con pinturas rupestres y recayente al margen derecho del Río Grande. Las pinturas se datan en el Neolítico, concretamente hacia el 4.500 antes de nuestra era, cuando los caza-recolectores que actuaban en esta zona montuosa expresaron con imágenes estilizadas y temas esquemáticos sus creencias. Fueron descubiertas y estudiadas en 1972 por Salvador Gómez, Manuel Flores y José Aparicio, arqueólogos del Servicio de Investigación de la Diputación de Valencia. Estas pinturas, junto con el resto del Arte Rupestre Levantino del Arco Mediterráneo de la Península Ibérica, fueron declaradas Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO en 1998. Se conservan una treintena de figuras repartidas en cinco áreas, que fueron objeto de una intervención de estudio y protección en 2015. Destacan entre ellas las figuras antropomorfas femeninas, los arqueros y las representaciones de cabras salvajes y ciervos: piezas que eran objeto de persecución cinegética por parte de los arqueros. Cerca de aquí hay otros yacimientos que presentan intervenciones pictóricas semejantes, como el Abrigo de Voro, en Quesa.