Enfrente del Castillo-Palacio de Bolbaite, asomándose al mismo precipicio del río, se alinean junto a la carretera de la Canal seis edificios de estilo fabril, cubiertos a dos aguas. Se trata de un conjunto de seis secaderos de tabaco, que atravesaron por su momento de mayor esplendor en las décadas de 1950 y 1960.
Durante la posguerra, la dictadura franquista instaló una sede el Rotglà (la Costera) para promover en la zona el cultivo de tabaco, estrictamente controlado por la Fiscalía del régimen. El cultivo prosperó, tanto en la Costera como en La Canal de Navarrés, así como el tráfico estraperlista y la venta ilícita de cigarros “caliqueños”, que haría famosos a pueblos como Chella o Bolbaite el siglo pasado. Sin embargo, la mayor parte de la producción se realizaba de manera legal, y necesitaba disponer de grandes secaderos como estos, de propiedad particular, para colgar los haces de grandes hojas de tabaco y propiciar así su secado. El producto de llevaba a talleres con abundante mano de obra femenina, donde se enrollaban las hojas y se manufacturaban los cigarros.
Estos seis edificios forman, pues, un conjunto de singular interés para los amantes de la tradición tabaquera de la comarca y los estudiosos de la arqueología industrial.